HECHO UN FANTASMA
Ella me pareció un ave del Paraguay
Parecida a la curruca
A orillas del rio Arlanzón
Por el Paseo de las Fuentecillas.
La seguí sin que se diera cuenta
Porque iba enviciada en el móvil.
Yo parecía un cuclillo
El marido de la adúltera
Sastre de Campillo
Que cosía de balde y ponía el hilo
Pues de mi entrepierna
Salía un muñeco que, a cada paso
Daba un grito parecido al del cuclillo
En forma de gota de esperma.
Me dieron ganas de gritarle.
Le grité para que me oyera:
“Cucurucu” “Cucurucu”
Pero no me hizo caso
Y yo escondí el cuclillo
Pues venía gente de frente.
Entonces, me acordé
Pensando que:
“Al camarón que se duerme
Se lo lleva la corriente”
Pues, en cuanto llegase a casa
Tenía que meter y sacar la cuchara
En la olla grande
Para revolver lo que hay en ella
Y no se agarre.
Cantó el cuclillo y no tuve más remedio
Que abandonar el seguimiento
Cogiendo una tela blanca
Dejada en una papelera
Que no era más que una sábana blanca
Quizás de un Cudú
Mamífero rumiante
Salido de una fiesta de Halloween
O de cierto insecto díptero:
La Camarota
O tela de Madrás.
El cuclillo se corrió
Y le tuve que limpiar
Poniéndole a descubierto
Cruzando las manos y los pies al andar.
La adultera cambió
Bruscamente la marcha
Llegando hasta mí, diciendo:
-Padre de mancebía
Es usted un sinvergüenza
¡Guarro más que guarro¡
Me quedé aturdido
Sin saber qué decir
Cayéndose de mi mano izquierda
El camellón, vasija de madera
Para ordeñar a las camellas
Que había comprado en el mercadillo
Del Paseo del Empecinado, Burgos
Unas horas antes.
Daniel de Culla